Estamos en el verano del año 2017, y mi tiempo como interna para Amigos por Cristo ya está acabando. Estos últimos días son agridulce, llenos de “últimos” y declaraciones dramáticas sobre el significado de este lugar.
También son días de preguntas, particularmente: ¿Cuando volverás?
“Espero pronto,” siempre respondo con una sonrisa algo llena de inseguridad – parece que siempre estoy a punto de lágrimas en estos días. La conversación normalmente acaba ahí, enfatizado con un abrazo o una palmadita en la espalda.
Hay una persona quien está descontenta con esta respuesta: Ivette, mi amiga y la que ha servido como mi líder durante mi voluntareado. Pasamos el verano juntas visitando comunidades, revisando y traduciendo el trabajo, creando historias que cuentan de la transformación ocurriendo en Nicaragua.



“Vos vas a volver,” me dice con seguridad en el comdemor. “Vos vas a trabajar aquí.”
“Si?” le pregunto, dándole un codazo. “Y como sabes?” Me estoy preparando para mi ultimo año de universidad y no tengo idea de que viene para mi. El futuro es una cosa borrosa y misteriosa, y la certeza de Ivette sirve como un destello.
“Dios me dijo,” dice Ivette. Sonríe pero está seria. Me zafa una risa.
“Bueno, si Dios te dijo,” le digo, arrastrando la voz. ¿Como puedes responder a una declaración de fe tan valiente?
Estamos en el verano del año 2023 y ....
Ivette tuvo toda la razón. Estoy in Nicaragua para una semana de aprendizaje, preparándome para mi puesto nuevo como empleada de Amigos por Cristo. Mi enfoque para la semana es ser una esponja: absorber tanto información, sabiduría, y animo como sea posible del equipo Nicaragüense para poder apoyar el trabajo desde la oficina en los Estados Unidos. Estoy pensando el la promesa que me hizo Ivette hace seis años en lo que acompaño un grupo de promotores hacia El Pedregal en mi primer dia.

La última vez que estuve en El Pedregal fue en 2017, cuando participé en una de las primeras asambleas de la comunidad con el equipo de liderazgo. Habían reunido la comunidad para explicar el sistema de agua potable que esperaban construir en el Pedregal. Las familias que conocí ese día estaban optimistas pero incierto sobre el proyecto. En una historia que escribí sobre esa visita, cité la aserción de Baca: “Este es su proyecto, así como este es su comunidad. Nosotros en Amigos por Cristo estamos para acompañarlos en el camino hacia un futuro mejor para tus familias.”

Imagina mi alegría a poder presenciar ese futuro mejor seis años después. El Pedregal



Al ir con los promotores visitando una porción pequeña de las familias de Pedregal, aprendo que más de 100 familias de está comunidad ahora tienen acceso a agua potable y baños modernos, que también muchos tienen cocinas saludables. Los comités de liderazgo aquí están activos y comprometidos; los talleres tienen muchos participantes. En cada hogar, nos reciben con generosidad y confianza. Esta transformación es el fruto de muchos años de alianza entre Amigos por Cristo y Pedregal.
La cosecha
Pablo escribe en Galatas: “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.” ¿Como puedes responder a una declaración de fe tan valiente? ¿Como puedes confiar en el debido tiempo cuando el futuro se siente siniestro e incognoscible?
La respuesta está en El Pedregal, donde una comunidad se levantó para imaginar y construir una vida mejor.
La respuesta está en Ivette, mi amiga y ahora compañera de trabajo, quien me dijo hace tantos años: “Dios me dijo.”

