A Glenda Montoya le encanta cocinar. Una pared de su casa en Rancho Pando está completamente cubierta por su colección de hoyas y cacerolas. Como madre, Glenda siempre ha soñado con enseñarle a su hija a preparar comidas deliciosas para ocasiones familiares y venderlas a la gente de su vecindario. Sin embargo, durante años, Glenda hizo todo lo que pudo para asegurarse de que Dilan y Yasmari, sus hijos, jugaran afuera mientras ella cocinaba. El humo de la estufa de leña de su familia llenaba toda la casa, haciendo que a Doña Glenda se le llenaran los ojos de lágrimas y los niños tosieran.
Glenda obtuvo acceso al sistema de agua potable de su comunidad hace unos cinco años cuando se construyó a través de un proyecto de Amigos for Christ. Cuando se le presentó la oportunidad de realizar la inversión financiera para participar en otros proyectos, no estaba segura. Gracias a la ayuda de una amiga y al estímulo del Defensor de la Comunidad que la visitaba todos los días, decidió decir que sí. Comenzó a vender comida durante los fines de semana para ahorrar dinero y pagar su parte del proyecto.
Después de dos meses de ahorrar dinero, decidió asistir a una sesión informativa sobre como utilizar las cocinas saludables y unos meses más tarde, Glenda comenzó a trabajar junto a un equipo de albañiles de Amigos for Christ para construir su propia cocina.
Desde que terminaron la construcción, Glenda ha experimentado una extraordinaria transformación de vida: no hay humo en su casa y, más que nada, está agradecida de saber que sus hijos nunca más estarán expuestos. “Éste es el legado que les dejo”, afirma. Su capacidad de utilizar lo que tiene en sus manos para asegurar el futuro de su familia es, en su opinión, el mejor legado posible que podría dejar.
“La cocina es de gran ayuda para mí, me alegro de haber escuchado a mi promotor cuando me dio la idea de empezar a vender enchiladas de pollo y diferentes tipos de comida. Sin ese apoyo, no habría podido aumentar mis ingresos para ahorrar y tener mi cocina con aire saludable”.Doña Glenda
“Estoy muy feliz de tener esta cocina en mi casa. Fue una de las mejores decisiones que tomé este año”, dice Doña Glenda, mirando por encima del hombro de Yasmari mientras la ayuda a hacer tortillas. “Cambio mi vida. Los pulmones de mis hijos están sanos, no me siento mal mientras cocino y como beneficio extra, también puedo preparar más comida que antes y venderla a mis clientes”
Como amante de las reuniones familiares, Doña Glenda está muy emocionada de poder cocinar en sus peroles, que son ollas de gran tamaño que son perfectas para comidas abundantes. “Ahora puedo preparar una comida sabrosa para toda mi familia”. Le da unas palmaditas a un perol que está sobre la estufa.
“Mi cocina es hermosa y es un lugar donde puedo compartir tiempo y comida con mi familia. Nunca podría haber hecho esto por mi cuenta. Estoy muy agradecido con los programas Amigos for Christ pero al mismo tiempo por el apoyo que me brindan a través de su amistad, liderazgo y confianza”.
Para Glenda, ningún impacto es más importante que el impacto que este proyecto puede tener en su familia. “Nunca imaginé que algo así fuera posible para nosotros”, repitió varias veces. Sin embargo, gracias a su participación tanto en los proyectos de Amigos como con el personal y los voluntarios, Glenda y su familia han experimentado a Cristo hecho visible y el estímulo que necesitaban para hacer crecer su fe y confiar en Dios más que nunca.
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