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Entendiendo a Allexa 

“Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.”.
Salmo 139: 1-4

Como patólogo del habla y el lenguaje (SLP) con licencia de oficio, creo que la comunicación es el aspecto más integral de cómo funcionamos como seres humanos. Del poder de la comunicación fluye la capacidad de construir relaciones, realizar trabajos, satisfacer necesidades y expresar ideas. Con un amor por la comunicación siempre en mi mente, mi corazón se agrando por completo cuando conocí a Allexa.
Allexa dobló la esquina del edificio preescolar en la Academia Amigos yendo a 100 MPH. Aunque no parecía saber hacia dónde se dirigía, sabía que iba rápido. Su maestra desesperada la llamó desde atrás, suplicándole que bajara la velocidad y esperara. Allexa dejó escapar un fuerte chillido combinado con una algarabia no etendible de algunos sonidos de vocales antes de reincorporarse a su clase. Inmediatamente me intrigó.
Después de hablar con la maestra de preescolar, supe que Allexa, de 3 años, no usaba palabras para comunicarse. Para expresar sus deseos y necesidades, Allexa usualmente señalaba o usaba el conocido método de chillidos y algarabillas. A veces, se sentía tan frustrada por no ser entendida que lloraba, hacía rabietas o incluso mordía. Sin la capacidad de comunicarse de manera eficaz, existía una barrera entre Allexa y otros que parecía imposible de superar.
Allexa no está sola en su deseo de ser comprendida. En nuestro pecado, todos experimentamos el dolor del aislamiento, tanto de Dios como de los demás. Nuestros corazones anhelan el afecto y la aceptación. Anhelamos ser escuchados, comprendidos y amados. A pesar de nuestros mejores esfuerzos, nos encontramos enfrentando las mismas frustraciones. Como Allexa, nuestras lágrimas y rabietas no nos acercan a la intimidad que tanto deseamos. Dejados a nosotros mismos, nos enfrentamos a una barrera que no tenemos esperanzas de superar.

Afortunadamente, nuestra historia no termina ahí. Jesús nos ve en nuestra debilidad y se identifica con nuestro dolor. Por Su gracia, Él nos encuentra donde estamos, nos atrae hacia Él y nos sana (Efesios 2: 4-5). A través de la vida perfecta de Jesús, la muerte en sacrificio y la gloriosa resurrección, nuestra barrera se ha derrumbado. En Él tenemos cariño y aceptación. En Él somos perfectamente escuchados, íntimamente comprendidos y amados incondicionalmente.

 

Esa tarde, tuve la oportunidad de trabajar con Allexa uno a uno. Usando un viejo rompecabezas al que le faltaban partes, escondí las piezas detrás de mi espalda y le enseñé a Allexa a juntar sus manos para pedir “más” Después de practicar juntos un par de veces, le pedí a Allexa que pidiera “más” piezas de rompecabezas usando su nueva habilidad de lenguaje de señas. Inmediatamente estalló en una gran sonrisa, usando con alegría el letrero y dándome un abrazo cada vez que recibía una nueva pieza del rompecabezas.

Fortalecida con una nueva habilidad para comunicarse, Allexa pudo experimentar lo que significa ser escuchado de verdad. Al ser escuchada, finalmente pudo experimentar la emoción de ser verdaderamente entendida. Al ser entendida, Allexa pudo experimentar la alegría de ser verdaderamente amada.
Qué humillante que Dios eligiera usarme a mí, un personaje imperfecto, para proporcionar el don de la comprensión a una chica valiente y no verbal en la Academia Amigos. Actualmente, Allexa utiliza de 10 a 15 palabras verbales para comunicarse y su comportamiento en el aula ha mejorado drásticamente. Con su nueva habilidad para ser comprendida, Allexa está lista para conquistar el mundo.
En Amigos for Christ, nuestra misión es compartir el amor de Dios con los demás al escuchar y comprender sus deseos y necesidades. Día tras día, hacemos a Cristo más visible al mostrar a otros cómo es ser cuidado y conocido. Permitimos que el asombroso amor de Jesús nos llene y fluya a través de nosotros. Cada vez que experimento este gran amor, Pienso en la dulce Allexa, juntando mis manos y pidiéndole a Dios más.

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