“Entonces, háganme verdaderamente feliz poniéndose de acuerdo de todo corazón entre ustedes, amándose unos a otros y trabajando juntos con un mismo pensamiento y un mismo propósito. No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes. No se ocupen solo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los demás.
Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús.”
Filipenses 2:2-5
En Amigos por Cristo, nuestra misión no es simplemente servir a los demás. Servimos con un propósito: para que Cristo sea más visible. Para cumplir esta misión, servimos con una actitud que refleja la actitud de Jesucristo.
A lo largo de las Escrituras, vemos muchos ejemplos de la actitud de Cristo. Vemos Su actitud de humildad cuando se hizo carne y vivió entre nosotros. Vemos Su actitud de amor mientras pasó Su tiempo en la tierra sanando a los enfermos, alimentando a los pobres y proclamando las buenas noticias de Su reino. Vemos Su actitud de sacrificio cuando en la cruz llevó el castigo por nuestros pecados.
“Mi definición de éxito es caer y no quedarse ahí. Se trata de levantarse una y otra vez. Las veces que sean necesarias para seguir avanzando."
Hace unos años, la hija mayor de Don Rafael falleció repentinamente, devastando a toda su familia. Cuatro meses más tarde, cuando todavía estaba sufriendo por la pérdida de su hija, su amada esposa sufrió un derrame. Aunque sobrevivió, estas tragedias tuvieron un gran costo. “Lo perdí todo”, cuenta, refiriéndose a su negocio. “Fue un punto muy oscuro y bajo en mi vida”.
“La felicidad no depende de mis circunstancias o de las acciones de los demás. Depende de mí."
"No siempre he sido la persona que soy ahora. Gracias a Dios, un día mi actitud cambió. Me di cuenta de que no existe tal cosa como un trabajo vergonzoso, y si tengo la actitud correcta, mi trabajo no solo será bueno, sino que será excelente y lleno de propósito. Puedo controlar mi actitud y mi forma de pensar, y mi alegría es una elección."
Don Rafael
"El servicio es una imagen clara del amor de Dios. La forma en que doy la bienvenida y trato a las personas es la mejor manera de compartir este amor. Eso es lo que trato de hacer aquí: cuando la gente llega, quiero que se sientan como si estuvieran en casa, entre la familia, para que cuando se vayan, piensen: 'Wow, quiero volver allí'. De esta manera, puedo ser parte de hacer más visible el amor de Dios".
Don Rafael